Valle del Baztán



Zona: Los Pirineos 
Web: www.baztan.es 
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Enclavado en el Pirineo Atlántico, el valle de Baztán es tierra de hidalgos y de indianos, aquellos que regresaron de ultramar con una gran fortuna y dejaron su huella en decenas de casas. 

Es el camino de los peregrinos que acudían a Santiago utilizando esta ruta alternativa a través de un paisaje intensamente verde, intensamente tranquilo, tachonado de suaves colinas, extensos prados y sugerentes bosques. 

Es un entorno que seduce por sus pueblos de cuidado y rotundo caserío, y por sus tradiciones como las danzas al son del txistu y el tamboril o las competiciones de pelota.
El valle de Baztán se extiende al norte de Navarra entre los puertos de Belate y Otsondo. Constituye el municipio más extenso de Navarra, con una superficie de 364 kilómetros cuadrados. A él pertenecen quince localidades: Oronoz-Mugaire, Arraioz, Irurita, Almandoz, Berroeta, Aniz, Ziga, Lekaroz, Gartzain, Elbetea, Arizkun, Azpilikueta, Erratzu, Amaiur y Elizondo, capital del valle. 

Es un valle rico en tradiciones, con un folclore muy arraigado y una arquitectura en la que se combinan las casas señoriales y los robustos caseríos cuyos rasgos son fácilmente identificables: edifico de planta rectangular de piedra, aunque a menudo encalado en blanco, tejado a dos aguas con poca pendiente, aleros volados sobre la fachada y ventanas rodeadas de piedra rosada procedente de las canteras de Almandotz. Muchos de estos caseríos se han convertido en acogedoras casas rurales donde podrá disfrutar de las costumbres y el carácter amable de las gentes del Baztán. 

Paisaje y panorámicas del Baztán 

En estas tierras, las crestas del Pirineo navarro se inclinan hacia el mar haciéndose más suaves para ofrecer un paisaje de verdes colinas, extensos prados y arroyos rodeados de robles y castaños. 

La mejor panorámica de la zona se obtiene desde el mirador del Baztán situado en el término de Ziga. A sus pies puede contemplarse este valle de clima templado y húmedo. Abajo quedan los lugares de Irurita, Lekarotz, Elizondo y Gartzain; caseríos y bordas dispersos por las laderas; cultivos y el perfil dibujado por las cumbres de alrededor de mil metros que enmarcan esta deliciosa vista. 

Desde el puerto de Otsondo a 600 m. de altitud, disfrutará de una amplia perspectiva hacia la vertiente de la costa. Tomando una pequeña carretera a mano derecha se accede a la cima de Gorramendi con panorámicas igualmente impresionantes. 

Uno de los deportes que puede darle grandes satisfacciones en el valle de Baztán es el senderismo. Entre las infinitas posiblidades encontramos la ruta Amaiur-Berroeta, que transcurre por Arizkun, Elbetea, Elizondo, Lekaroz, Irurita, Zigaurre y Ziga, y que suma un total de 19,4 kilómetros, o la ruta conocida como Elizondo-Peña Alba, que partiendo de la capital del valle, atraviesa a lo largo de 20 km Beartzun, Peña Alba y Kilinkarri antes de volver a Elizondo. Si desea disfrutar de una cascada, desde el barrio de Gorostapolo en Erratzu parte un camino que llega hasta un llamativo salto de agua en un paraje insultante de vegetación. El sendero, si bien no está especialmente señalizado, no tiene pérdida. 

La piedra y los museos 

La huella de la historia se hace presente en todos los rincones de Baztan. Poblado desde la prehistoria, en el valle se conservan dólmenes en Izpegi, megalitos en Erratzu-Aldudes, y construcciones vinculadas a la vía baztanesa del Camino de Santiago, como la ermita de Santiago en Azpilikueta o el hospital de peregrinos de Elizondo. 

Los conflictos fronterizos de la Baja Edad Media han dejado numerosas torres-fortaleza y palacios de cabo de armería. Las más notables por su singularidad son: la casa Jaureguizar en Arraioz, el palacio-fortaleza de los Ursúa en Arizkun, dos palacios de cabo de armería en Elbete, el Jarola y el Ascoa, y el palacio de Arizkunenea o de los Gobernadores en Elizondo. Todos son propiedad privada excepto Arizkunenea que es casa de cultura. 

Encontrará también decenas de casas de indianos, emigrantes que retornaron y levantaron enormes caseríos en sus localidades de origen o sufragaron la construcción de iglesias y conventos. El eco de aquellos viajes y de cómo se ha vivido en Baztán durante siglos se capta perfectamente en el Museo Etnográfico Jorge Oteiza, situado en el caserón Puriosenea, en Elizondo. En Arizkun puede visitarse la Casa-Museo Gorrienea y el Parque Escultórico del escultor Xabier Santxotena. 

El arte religioso del Baztán destaca por su monumentalidad y por algunas obras de gran valor como la iglesia de San Lorenzo del siglo XVI en Ziga, de estilo herreriano temprano. 

Tradiciones y gastronomía del valle de Baztán 

Baztán posee también ancestrales costumbres que se traducen en el uso generalizado del euskera, en la alboka y la txalaparta, y en las danzas bailadas al son del txistu y el tamboril. La fiesta se vincula a las ocasiones en las que se reúnen sus vecinos, tales como las ferias de ganado; los carnavales, algunos tan ancestrales como los de Arizkun; las competiciones de pelota o a la fiesta del valle, el denominado Baztandarren Biltzarra, que se celebra en julio. 

Si quiere comprar algún recuerdo, no le resultará difícil encontrar kaikus, recipientes para guardar la leche y hacer cuajada realizados en madera de boj, o xisteras, herramientas con las que se juega a la cesta-punta, una modalidad de pelota. Además si se acerca a Elizondo, no pierda la oportunidad de comprar "urrakin egina", un delicioso chocolate con avellanas que elaboran en las pastelerías de la localidad. 

Los alrededores del valle de Baztán 

Al norte del valle de Baztán y a 22 kilómetros de Elizondo, le esperan las cuevas de Urdax y las famosas cuevas de Zugarramurdi donde las brujas celebraban sus "akelarres". Al sur del valle, a unos 10 kilómetros de Elizondo se encuentra el Parque Natural de Bertiz, un exuberante hayedo que cuenta con un centro de interpretación de la naturaleza y un jardín botánico ubicado alrededor de la residencia de los señores de Bertiz. 

A él se accede desde la localidad de Oieregi, que junto con Legasa y Narbarte forman el estrecho y precioso Valle de Bertiz o Bertizarana. Gran parte de las construcciones de Oieregi están catalogadas con valor artístico o cultural, y lucen en su fachada el escudo del valle: una lamia, sirena de río de la mitología vasca con cola de pez, que porta en una mano un peine de oro y en la otra un espejo. Entre ellas destaca el hermoso Palacio de Reparacea de origen medieval, época en la que también se levantó el cercano puente sobre el río Bidasoa.