Valle de Ultzama



Zona: Los Pirineos

¿En qué lugar puede a la vez hacer senderismo, perderse en un bosque milenario, jugar al golf entre robles, montar a caballo o degustar una típica cuajada...? 

En un valle ondulado cuyos infinitos tonos verdes aportan mil matices a sus prados y bosques; en un valle en el que los pinceles han trazado con cuidado y delicadeza pequeños pueblos de grandes caseríos y amplias balconadas repletas de flores. 

Es la Ultzama, un tranquilo rincón de Navarra que seduce por sus paisajes y convence a través de su espléndida cocina, donde las carnes y las setas son las protagonistas.
El valle de la Ultzama, cuya capital es Larraintzar, se sitúa al noroeste de Navarra a 25 kilómetros de Pamplona. Se trata de un valle idílico de verdes prados, rodeado de bosques de robles y hayas, y salpicado de pequeños pueblos de estética muy cuidada. Merece la pena recorrerlos y fijarse en las grandes casas de piedra con cubierta a dos aguas, en sus puertas de medio punto, en los grandes aleros y en las amplias balconadas a lo largo de la fachada. 

Todas las localidades merecerían una visita, pero si el tiempo apremia, desde Eltso-Gerendiain y Guelbenzu disfrutará de unas bellas panorámicas del valle de la Ultzama y Basaburua, de las Malloas o de la Sierra de Aralar

Con más calma, no se pierda las casas blasonadas de Zenotz y Eltso-Gerendiain o un paseo por los cascos urbanos de Eltzaburu y Arraitz. Disfrute de la plaza abierta hacia la iglesia del caserío de Ilarregi, la perspectiva que ofrece la calle de Iraitzoz y el hermoso conjunto que forman las viviendas alineadas a los lados de un arroyo en Auza. En las inmediaciones de esta localidad, en dirección a Eltzaburu, hallará una pista que conduce hasta la Yeguada de la Ultzama, 120 hectáreas dedicadas a la cría de pura sangres de carreras. 

El valle posee interesantes muestras artísticas como la iglesia de Urritzola-Galain, las tallas marianas de Belate en Alkotz o las pilas bautismales de Ilarregi y Larraintzar.

El bosque de Orgi 

Quien visita la Ultzama, no debe perderse un relajante paseo por el bosque de Orgi, situado al sur del valle, junto a la carretera de Lizaso hacia Eltso-Gerendiain. Es un bosque milenario de 80 hectáreas, única muestra de lo que fueron los primitivos robledales que ocupaban los valles húmedos del norte de Navarra. 

Por su gran diversidad fue declarado Área Natural Recreativa. Alberga ejemplares centenarios de robles pedunculados y un tupido sotomonte de acebo, saúco negro y espino, así como una variada avifauna menor. 

El visitante dispone de tres paseos naturalísticos con paneles informativos que suman 2,2 km para disfrutar de este entorno natural. 

Actividades deportivas 

El paseo por el interior del bosque de Orgi se completa con otros tres senderos que comunican el robledal con el resto del valle: Orgi (8,4 km y peatonal); Amati (10,5 km y peatonal); y Gurbil (18 km peatonal y para bicicletas). 

Además del senderismo, puede realizar excursiones a caballo en Auza o disfrutar del Club de Golf de la Ultzama en Eltso-Gerendiain. Fue ideado por el arquitecto Javier Arana, el más afamado diseñador de campos de golf de España. La principal característica del circuito es la presencia constante de robles que ponen a prueba la pericia de los jugadores. 

El puerto de Belate 

El norte del valle lo marca el puerto de Belate, en la muga con Baztán. Desde antaño, Belate ha sido un importante nudo de comunicación. Por aquí pasaba el antiguo camino medieval que unía Pamplona con Bayona y una de las vías del Camino de Santiago. Dan fe de ello los restos de esta antigua calzada utilizada por los peregrinos, las ruinas de la ermita de Santiago, del siglo XII, o el restaurado monasterio-hospital de Santa María de Belate, del que existe referencia documental ya en el año 1165. Desde Belate parten algunas de las más atractivas rutas de la montaña navarra hacia las cimas de Gartzaga, Saioa y Adi. 

Fiestas y gastronomía en la Ultzama 

El primer domingo de junio, se celebra en Iraitzoz la romería a la ermita de Santa Lucía ubicada en la cima del monte Arañotz, en cuyas campas los asistentes se desperdigan para preparar la comida y pasar una plácida tarde. 

Para culminar la vista al valle nada mejor que degustar sus afamadas carnes, las apreciadas setas, la miel artesana y el plato típico de la zona: la cuajada elaborada con leche de oveja sobre la que se vierte una piedra al rojo vivo para conferirle su peculiar sabor tostado. Este rico postre se puede servir en el kaiku, recipiente de madera utilizado también para ordeñar y cocer la leche.