Urdax: Cuevas de Urdax o de Ikaburu



A pesar de que las cuevas de Zugarramurdi son más famosas por su relación con la brujería, las de Urdax son más espectaculares y hermosas.
 
Casi en la frontera con Francia, Urdax es una bonita localidad ganadera, paso obligado de la ruta jacobea. De ahí su origen. Desde 1221, la Villa estuvo bajo el gran poder del monasterio de San Salvador de Urdaz, antiguo hospital de peregrinos, hasta 1789. De este monasterio, quemado y saqueado en la Guerra de la Convención y abandonado en 1839, podemos ver su imponente iglesia. Otras partes, como el claustro, se habilitaron posteriormente como viviendas. El resto de las dependencias pertenecen a los siglos XVI y XVII.
 
Camino de Zugarramurdi, junto al caserío de Matxingonea, hallamos las cuevas de Ikaburu, donde cuentan, vívian las lamias, seres mitad mujer, mitad pez. Son 350 metros de gruta, con distintas cavidades menores siempre impregnadas de la sensación que produce observar cómo las estalactitas y estalagmitas grisáceas por la cal y pulidas por el magnesio, nacen y mueren.
 
De sus numerosas ramificaciones, surgen increíbles salas que retienen el sonido de un riachuelo: el Urtxuma. Esta cueva está acondicionada para el visitante con buena iluminación y escaleras.
 
Además, Urdax tiene dos yacimientos prehistóricos, que son la cueva de Alkerdi y la de Berroberría.
 
También podemos ver el caserío de Axular, del cual Pedro de Aguerre, gran escritor clásico en euskera, tomó su nombre. Una leyenda relata que el diablo le dio clases de nigromancia a cambio de su alma. Pero Pedro Axular cambió de opinión a la hora del “pago” y salió huyendo. Satanás lo persiguió, pero tan sólo pudo atrapar su sombra. Por ello, Axular era conocido como “el hombre que perdió su sombra”. Otros muchos relatos legendarios de brujos o itxikos, fruto de la imaginación del pueblo, vuelan sobre los paisajes que rodean a Urdax.
 
Además, en Urdazubi-Urdax, se puede disfrutar de una excelente comida: sabrosos hongos, judías, puerros, achicorias así como jugosas carnes de vaca y cordero o ya en el capítulo de postres, artesanas cuajadas y requesón de leche de oveja.