La Selva del Irati



Desde siempre la Selva del Irati ha estado ligada al mundo de las leyendas. No es de extrañar. En un paraje tan bello, donde el silencio comparte su espacio con sonidos indescifrables, uno imagina ver al mítico Basajaun, un ser de gran altura y larga cabellera, que se apoya en un palo. Si lo hallamos en nuestro camino, no debemos huír ni enfurecerlo. Si hacemos lo que nos dice, será nuestro inofensivo guía.
 
La Selva del Irati es la mayor mancha forestal de Navarra y la segunda concentración de hayas de Europa. Se halla en una depresión surcada por el río Irati y sus afluentes, con una superficie de bosque de 12.400 hectáreas: de ellas, 6.250 son del monte Irati y 1.800 del monte de la Cuestión. Principalmente, está configurada por hayas y abetos, especies autóctonas. En otoño es fascinante observar los inverosímiles colores que la propia naturaleza crea.
 
Durante mucho tiempo, la Selva del Irati permaneció sin tocar, pero en el siglo XVIII fue objeto de agrias disputas entre Francia y España. Las guerras hicieron que codiciasen la madera para sus flotas navieras y de los abetos surgían los mejores mástiles. En 1856, el Tratado de Límites concedió los terrenos a España y también en este siglo, se otorgó al gobierno la tala gratuita de árboles para la Armada. La explotación se extendió aún más en el siglo XX.
 
Pero de todo esto se libró un cachito de selva virgen en el Monte La Cuestión, 20 hectáreas de bosque inalterado llamado reserva de Lizardoya o el Parque. Los abetos alcanzan alturas de 40 metros y los troncos tienen más de un metro de diámetro. Frondosas copas impiden en ocasiones ver el cielo. Una auténtica delicia.
 
Al norte, el embalse de Irabia es de una extraordinaria belleza. Se puede rodear los 9 kilómetros de este pantano a pie o en bici. También en Irati hay magníficos robledales, como los de Tristuibartea y Aritztoki.
 
Sin perder la pista de los paseos forestales, podremos sentir la vida en la selva: pinzones, petirrojos, jabalíes, zorros. Caminando en silencio uno puede incluso encontrarse corzos y ciervos.